Hassell y las criaturas de la noche caraqueña
Ese lugar maravilloso que siempre está en el límite entre lo real y lo fantástico.

“Seamos realistas: mucho se ha dicho ya sobre Jon Hassell, pero vale la pena repetir al menos esto una vez más: las ideas y técnicas de Hassell han permeado la música electrónica contemporánea a tal nivel, desde lo más underground hasta lo más mainstream, aunque a menudo de forma indirecta, en tercera o cuarta mano… que hoy resulta difícil imaginar cómo sonaría la música contemporánea sin su influencia. No hay duda de que el impacto de Hassell en la música contemporánea es tan decisivo como el de Miles Davis, Jimi Hendrix, James Brown o Velvet Underground.”
The Wire magazine
Coquí, Coquí
Escucha el sonido del coquí, esa pequeña rana que ha dado voz a las noches caraqueñas. Con el tiempo, su croar, no solo se ha vuelto la nana que arrulla a las familias de Caracas, sino también la firma sonora que define la identidad de la ciudad:
Tuve un coquí en casa. Le llamaba «sapito», y su hermoso escándalo nocturno contrastaba totalmente con su diminuto tamaño. Cantaba en un rincón de la terraza, toda ella llena de plantas, iluminadas por un foco verde que le daba un toque muy especial a mi espacio favorito.
El canto del coquí tiene variaciones en las sílabas, que a veces suenan como un tartamudeo o una canción incompleta. Puedes escuchar combinaciones como «co-quí, co-co-quí, co-co, co-quí-quí», y muchas otras.
Hassell y Caracas
La canción que cierra el álbum Vernal Equinox de Jon Hassell, de 1978, titulada «Caracas Night, September 11, 1975», es un solo de trompeta suave y contenido, interpretado en algún rincón de Altamira, Caracas —a solo unos minutos de mi casa—.
Acompañada por los cantos de los sapitos y el ladrido distante de «Perrasita», un perro que Hassell adoptó durante su tiempo en Caracas, la pieza tomó forma, envuelta en los sonidos nocturnos que él mismo bautizó como las «Night Creatures of Altamira». Las percusiones precisas de Naná Vasconcelos, añadidas en postproducción, cerraron el círculo, dando a la canción, una densidad que la puso a vibrar en un nivel mágico-religioso.
“The last track, ‘Caracas Night, September 11, 1975’ is me playing alone up on the hill in Altamira with distant barking from Perrasita, a wandering dog I had taken in and, heartbreakingly, had to leave behind.”
Jon Hassell, 1978
LA FOTO

Miren bien esta foto. Es Caracas, vista desde Altamira, por el ojo de Hassell.
Si aplicamos el concepto del punctum de Roland Barthes—ese detalle en una foto que nos hiere o nos toca de manera íntima—, en este caso podría encontrarse en elementos aparentemente triviales: la textura nebulosa del cielo o la silueta borrosa de los edificios. Son esos detalles que, de manera sutil, despiertan en nosotros sensaciones de nostalgia, lo efímero, o la melancolía de una Caracas que ya no es la misma. Incluso la calidad de la imagen, que parece desvanecerse, contribuye a esa sensación, como si estuviéramos observando un recuerdo lejano, casi onírico, de la ciudad.
En lo personal (la foto) representa ‘mi Caracas’, la que conozco bien, o ya no tanto; la Caracas que siempre está en el límite entre lo real y lo fantástico.
Caracas suena
El sonido de «Caracas Night, September 11, 1975», se siente vivo, presente, como si fuera algo que nos pasa justo ahora. Ojo, no estamos escuchando una recreación de estudio, sino el testimonio directo de una experiencia real. Es, en este preciso detalle, donde radica toda la belleza de este tema de Jon Hassell.
Un mundo sonoro capturado en un lugar y momento específicos, sin trucos ni fragmentaciones. Aunque para muchos oyentes la diferencia entre un entorno grabado en directo y uno simulado podría pasar desapercibida, para Jon Hassell fue crucial marcar esta pieza como auténtica, y eso lo dejó claro desde el título.
«Caracas Night, September 11, 1975» es un ejemplo perfecto de lo que Timothy Morton define como ecomímesis:
“La ecomímesis es el recurso retórico mediante el cual se identifica el marco narrativo (el ‘mientras escribo esto…’) y, al mismo tiempo, se lo excede (la descripción de lo que ‘está sucediendo’ mientras escribo).”
Aquí, el contacto directo del artista, o del público, con el entorno se convierte en parte esencial de la obra.
La presencia de Jon Hassell en ese lugar y momento específico es el corazón de esta grabación. Su inclusión en el álbum lleva consigo tanto un aire nostálgico como autoritario: nostálgico, porque funciona como una instantánea personal que captura un tiempo y un espacio preciso (Caracas, la noche del 11 de septiembre de 1975); y autoritario, porque esa misma instantánea dice de forma contundente: “yo estuve allí.”
Escuchar esta pieza es como hojear una foto de vacaciones de un extraño. Está llena de un significado profundo que sentimos, pero que solo podemos —quizás con cierto placer voyerista— imaginar lo que realmente significó para Hassell vivir esa experiencia.
Perrasita y Sapito regresan en Fourth World Vol. 1 (1980), en la pista «Rising Thermal 14° 16’ N; 32° 28’ E”» (coordenadas que señalan un punto específico en la República de Sudán, ilustrado en la portada del álbum con una imagen satelital de la NASA).
Estos sonidos chispeantes emergen entre los susurros y aullidos distantes de sintetizadores fantasmales, un cuerno con un ostinato hipnótico, y Hassell soplando suavemente a través de la boquilla de su trompeta: los ecos de Altamira, Caracas, ahora desplazados y transformados, recreando la atmósfera de otro rincón del mundo.
A Jon Hassell (1937 / 2021), con toda admiración y respeto.
Mucho de lo que aquí les cuento, pueden encontrarlo en el fantástico documento «From the Jungle to the City: Ecomimesis and Imagining Emplacement in the Music of Jon Hassell», de David Dennen de 2013.
Pluscafé
Extracto del concierto realizado por Jon Hassell en el festival JazzOnze+ en Lausana, Suiza, en octubre de 2009.
Jon Hassell (trompeta, teclado), Eivind Aarset (guitarra eléctrica, bajo), Jan Bang (sampler) y Kheir-Eddine M’Kachiche (violín).
A partir de 2005, este grupo de músicos se hizo conocido bajo el nombre Maarifa Street (maarifa significa “conocimiento, sabiduría” en árabe).
Chupito
Ya que de batracios va el asunto, aquí les dejo uno de mis discos favoritos —de largo— de 2024.
👂👂 Gracias por llegar hasta aquí. Feliz escucha 👂👂
onírico, sentimental, tan real...